¿Por qué le cuesta aprender?

«No aprendemos para la escuela sino para la vida»

Séneca (4 a.C, 65 d.C)

Uno de los motivos más frecuentes de consulta en neuropediatría son las dificultades del aprendizaje. En estos tiempos en los que hemos podido ver a nuestros hijos trabajando en casa seguro que muchos padres han podido apreciar mejor las dificultades que algunos de ellos tienen para prestar atención, organizarse, o comprender las lecciones, con la dificultad añadida de haber cambiado a una enseñanza a distancia para la que muchos no estaban preparados. Voy a tratar de explicar cuándo podemos pensar que existe una Dificultad Específica del Aprendizaje (DEA) o un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y las medidas más básicas que es recomendable realizar

¿Qué factores influyen en el aprendizaje?

Una de las cosas más importantes que debemos entender es que no todos los niños aprenden igual, y por tanto los resultados académicos van a depender de varios factores:

  • La capacidad del alumno: No todos los alumnos tienen la misma capacidad, por lo que no podemos esperar los mismos resultados de todos los alumnos. Además, la capacidad de resolver tareas puede no ser homogénea, presentando más facilidad y por tanto mejores resultados en unas tareas que en otras.
  • La capacidad y método del profesor: Todos hemos tenido profesores que nos han sabido estimular y otros con los que las tareas nos resultaban menos motivadoras. Además, un profesor puede tener una forma de enseñar que sea muy buena para unos alumnos pero no tan buena para otros.
  • La salud física: Un niño con un mal estado de salud va a tener más dificultades para aprender. Esto es muy importantes en enfermedades crónicas que pueden producir situaciones de malestar o debilidad, a veces no muy intensas pero sí muy persistentes. Otro aspecto muy importante es el descanso, ya que un niño que no descansa o no duerme lo suficiente no va a rendir bien en el colegio.
  • La situación anímica y psicológica: Un aspecto muy importante para el aprendizaje es la motivación. Cuando algo nos interesa y nos gusta es más fácil mantener la atención y nos cuesta menos. Además, si tenemos preocupaciones importantes o nuestra situación anímica no es buena nuestra atención se va a desviar hacia aquello que nos preocupa.
  • El ambiente social y familiar: Muy relacionado con lo anterior, ya que un niño que no se encuentra bien integrado en el colegio o que tiene conflictos con sus compañeros, profesores o familia va a tener más dificultades para focalizar su atención en el aprendizaje. Además, las diferentes situaciones familiares hacen que por desgracia no todos los niños tengan las mismas condiciones favorecedoras del aprendizaje

¿Cuando NO hay que pensar como primera posibilidad en un trastorno del aprendizaje o un TDAH?

Muchas veces vemos pacientes que nos derivan por la sospecha de Trastorno del Aprendizaje o TDAH sin haber descartado antes otros problemas que pueden ser más importantes. Voy a enumerar alguna de esas situaciones:

  • Ni el TDAH ni las DEA aparecen súbitamente, ya que al ser trastornos del neurodesarrollo su inicio se da en la primera infancia, aunque las dificultades pueden ir haciéndose más marcadas con el paso del tiempo. Cuando el rendimiento escolar baja de manera brusca hay que pensar siempre en un problema físico o psicológico.
  • Una de las causas más frecuentes de esta disminución del rendimiento, sobre todo si va acompañada de síntomas vagos como dolor de cabeza o dolor abdominal que producen absentismo escolar, son los problemas de acoso escolar. Ante la mínima sospecha es importante que hablemos tanto con nuestro hijo como con sus profesores.
  • Si no dedica tiempo al estudio lo normal es que los resultados sean malos. Los niños con dificultades del aprendizaje tienen unos resultados muy inferiores a lo esperado por su esfuerzo.
  • Los problemas de audición y de visión pueden producir problemas de aprendizaje. Siempre se debe preguntar por dificultades para ver la pizarra, leer textos con letra pequeña, o escuchar al profesor.
  • Si «está todo el día jugando a la play», «no suelta el móvil» o «no nos hace caso en nada», el problema no es de aprendizaje aunque dicha actitud se manifieste en unos malos resultados académicos.

¿Cuáles son las primeras medidas a tomar en casa?

  • Es fundamental crear un hábito de estudio con un horario regular. Ahora que están en casa deben tener una hora fija de levantarse y ponerse a realizar las tareas. Por las tardes también deben tener un horario, siendo recomendable que lo plasmen por escrito según las asignaturas y actividades que tengan cada día.
  • Lo ideal es que tenga un lugar tranquilo para estudiar, preferiblemente en su habitación, que esté recogido y sin distracciones. Si esto no es posible, tiene que estar en un lugar lo más silencioso posible, evitando tener encendida la televisión.
  • Hay que programar descansos, que deben ser breves, y a ser posible sin realizar actividades de las que les cueste desconectar como ver la televisión o jugar con consolas. Los periodos de atención son tanto más cortos cuanto más pequeño es el niño. Además, es bueno cambiar de actividad, intercalando las actividades más pesadas con otras que le resulten más agradables.
  • El teléfono móvil debería estar apagado durante el tiempo de estudio, y si es posible fuera de la habitación, ya que es una fuente de distracciones. De manera puntual se podría usar para consultar dudas, pero todos sabemos que la mayoría de los adolescentes no lo suelen utilizar para eso.

¿Y qué medidas se deben realizar en el colegio?

Es frecuente que en los colegios digan que no se pueden tomar medidas si no existe ningún diagnóstico. Sin embargo, algunas de las medidas pedagógicas son básicas y dependen sobre todo de la buena voluntad del profesor. En otros casos es necesario que el Equipo de Orientación Psicopedagógica autorice o indique dichas adaptaciones. Estas son algunas de esas adaptaciones:

  • El alumno con dificultades de atención debe sentarse cerca del profesor. De esta manera le resultará más difícil distraerse, y el profesor le podrá llamar la atención en caso de que lo haga. Además, en contra de lo que se suele pensar, es preferible que se siente cerca de la ventana para que la luz natural le ayude a sincronizar su ritmo sueño-vigilia. Esto último es especialmente útil en la adolescencia.
  • Adaptación del modelo de exámen. Hay niños que rinden muy por debajo de sus conocimientos en exámenes escritos, bien por distracciones, por dificultad para la lectoescritura o por lentitud motora. En estos casos el rendimiento mejora en exámenes orales, o dando más importancia a la evaluación continua. Lo importante es valorar lo que sabe, no lo que es capaz de plasmar en un examen escrito. Otras veces lo que les puede beneficiar es resaltar en los enunciados los conceptos claves, separar las preguntas o aumentar el espacio para responder
  • Control de tiempos: Una medida habitual es ofrecer un poco más de tiempo para hacer los exámenes, especialmente cuando después del examen viene el recreo. Esta medida normalmente viene indicada por el Equipo de Orientación. Sin embargo, una medida más eficaz suele ser ayudarle a controlar el tiempo durante el examen, indicándole cuanto tiempo falta o cuándo tiene que pasar a responder la pregunta siguiente si se le ve bloqueado.

¿Y si todo esto no funciona?

Hay que tener en cuenta que lo mas importante es mantener una comunicación fluida con el tutor, que es el que más información tiene sobre las dificultades académicas del alumno. Muchas veces la información se distorsiona, y lo que transmite el alumno no es exactamente lo que está ocurriendo en clase. Ante la duda, lo más recomendable es solicitar una tutoría y que tanto los padres como el tutor pongan en común las dificultades observadas y lleguen a un acuerdo sobre un plan de actuación que le ayude a resolver sus dificultades.

Si a pesar de tomar medidas tanto en casa como en el colegio y haber descartado otros problemas físicos o psicológicos persisten los problemas de aprendizaje es recomendable que sea valorado por el Equipo de Orientación Psicopedagógica para detectar sus dificultades y ofrecer apoyos o refuerzos si es preciso. Y si se solicita valoración por neuropediatría es recomendable que aporte por lo menos un informe del tutor describiendo las dificultades observadas, la actitud en clase, y cualquier otra información que puede ser relevante para la valoración del caso.

Más adelante hablaré sobre el TDAH, su diagnóstico y tratamiento, pero creo que por hoy ya es suficiente.

Mucho ánimo, que ya queda un día menos

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